Si no conoce estas herramientas puede que esta pregunta le parezca extraña. Recientemente, esta criptodivisa ha aparecido en la prensa vinculada con el lavado de activos de narcotraficantes. Sin embargo, la tecnología detrás del bitcoin – el blockchain, facilita transacciones eliminando intermediarios, como los bancos, lo que resulta en un desplazamiento de control desde aquéllos hacia la comunidad.
Desde nuestro blog, queremos dedicar una serie de artículos al potencial uso del bitcoin y la tecnología blockchain como mecanismo para mitigar la corrupción, tomando de base el análisis y hallazgos publicados por Transparencia Internacional[1].
Antes de abordar esta materia, creemos que es importante aclarar a nuestros lectores qué debemos entender por bitcoin y tecnología blockchain.
¿Qué es el bitcoin?
El bitcoin es una moneda digital que permite transacciones instantáneas y transferencia de propiedad mediante el uso de criptografía como medio para asegurar dichas transacciones. Cuando nos referimos a Bitcoin, con mayúscula, estamos hablando de la tecnología, mientras que bitcoin con minúscula, se refiere a la moneda.
La principal innovación del bitcoin es que su validez como dinero no se basa en el respaldo de un banco central, sino en el uso generalizado de las personas y un sistema de contabilidad en el que las computadoras de usuarios anónimos validan las transacciones realizadas.
Ahora, puede que esté pensando que no querría que un desconocido tenga sus datos. No hay de qué preocuparse porque realmente no los tendrá. La tecnología blockchain conecta los bitcoins a una cartera electrónica sin que nadie sepa realmente a quién pertenece dicha cartera electrónica. La comunidad vela por la seguridad del sistema evitando que las transacciones pueden revertirse, pero sin vincularlas a identidades concretas. Quien posea la clave de una cartera electrónica tiene el dinero, al igual que quien posee billetes en dinero físico.
A modo de ejemplo, usted puede demostrar que es el propietario legítimo de una casa abriendo su puerta con la llave, sea como titular o arrendatario. Otras personas verán que su llave abre y no necesitan saber cómo es la llave ni lo que tiene dentro de su casa. La filosofía del blockchain es la misma, el objetivo es validar, pero sin saber el detalle de lo que se valida.
La tecnología blockchain puede usarse para validar mucho más que transacciones económicas, como por ejemplo validar elecciones políticas o la legitimidad de los denominados contratos inteligentes.
Una vez que el 51 % de los nodos en la red de Bitcoin han validado la transacción, la información de la misma, conocida como bloque, se sella y se vincula a las transacciones anteriores. De ahí proviene el nombre blokchain, que significa cadena de bloques. Cada bloque de información o blockchain lleva incorporado tres componentes importantes: (i) La información de la transacción; (ii) un problema criptográfico que una computadora conectada a la red debe resolver; y (iii) parte del bloque anterior.
Puesto que esto conlleva un gasto de energía, el sistema necesita algún incentivo para que existan personas dispuestas a invertir su electricidad en la validación de bloques. Dicho incentivo es el propio bitcoin. La primera computadora en resolver el problema recibirá un bitcoin como pago. De esta manera, no hacen falta bancos que actúen como agentes intermediadores para las transacciones monetarias.
Continua leyendo el siguiente articulo de esta serie aqui.
[1] Niklas Kossow y Victoria Dykes. Blockchain, bitcoin and corruption: A review of the linkages. Transparency International, 2018.